
Nota escrita por: Celina López Farías, Maestría en Lingüística Hispánica en la UNAM, madre de familia y docente desde hace más de 12 años teniendo a cargo a más de 2 mil estudiantes de nivel secundaria, preparatoria y licenciatura
5 errores que debes evitar al educar a tu hijo preescolar
En abril del 2018 se llevo a acabo la 7ª Sesión de Escuela para padres. Por este medio quisiera compartirte el contenido que abordamos, para aquellos papás y mamás que no pudieron asistir. O aquellos que quisieran profundizar en el tema.
Historia de un tierno cachorro
Él llegó, Chomito, el más bello de la camada; alegre juguetón, tierno, una lindura. Seguro que una buena familia le daría un hogar digno lleno de amor y respeto. Todos los integrantes de la familia estaban de acuerdo en que fuera ese cachorro el nuevo integrante, ya lo habían planeado desde hace mucho tiempo, sabían que era la mejor decisión para traerles la armonía que tanto habían buscado.
Al principio todo era increíble el cachorro jugaba con los niños de la casa, dormía en su cama, comía a todas horas, la atención familiar iba a él, parecía que estaba destinado a unir a la manada.
Era tan tierno que le compraron cuanta cosa curiosa había en la tienda de mascotas: collares, premios, huesos, juguetes, ropita, carriola, tina para bañar, champú, jabón, talco, cepillo de dientes, hasta bolsas perfumadas para recoger heces.
Lo llevaron con el veterinario, ahí lo desparasitaron, le aplicaron su primera vacuna y lo revisaron; estaba en excelentes condiciones, era un joven cachorro, saludable y juguetón como los de su edad, pero él era el más bonito. Les dio recomendaciones para educarlo; explicó la importancia de los horarios de comida, la jerarquía con respecto a todos los miembros de familia/manada, les dijo que cuando completara el esquema de vacunación lo sacaran a pasear, mientras tanto, habría que mantenerlo ocupado en casa porque los perritos pequeños necesitan entretenerse para no hace travesuras.
La primera travesura que hizo fue un triunfo celebrado, entró al cuarto de los papás y tomó una calceta, la desbarató enseguida con sus dientes diminutos y filosos, todos rieron por la agilidad del cachorro, lo colmaron de caricias y premios.
Ya habría tiempo para corregirlo. El problema es cada día era más complicado continuar con la rutina, le daban de comer cuando se acordaban o a veces a cada rato, el animalito buscaba a todos los integrantes para que jugaran con él, pero el trabajo, la escuela, la casa eran labores más importantes y el tiempo libre era para salir a pasear y pues, al centro comercial uno no siempre puede ir con su mascota, además era un animalito, qué sabe.
Cada día el cachorro iba creciendo y a la par su nivel de maldad se hacía cada vez más frecuente e intenso, ya no sólo eran calcetines, le había tocado al uniforme de uno de los pequeños, el saco de papá, el sartén, la cosmetiquera de mamá, el libro favorito de la hija mayor, las macetas, el auto….
Nadie entendía porque se había convertido en una fiera ese animal, corregían la travesura pegándole, gritándole, como debe ser, pero el necio no entendía, seguro que era tonto.
Tal vez le habrían perdonado la vida y lo hubieran lanzado a la calle al muy desagradecido si no se le hubiera ocurrido morder la cara de la mamá, ese día fue el acabose, ni una de sus fechorías. Fueron a la veterinaria y dijeron que el perro era agresivo, habría que sacrificarlo. Y casi ahí acabó el problema, pero como el perro ese no tenía la vacuna de la rabia, la pobre mujer tuvo recibir sus respectivas inyecciones.
Con los hijos pasa más o menos igual, pero a ellos no los podemos sacrificar, abandonar en el Ajusco, dar en adopción responsable, regalar,…
Todos los que estamos aquí fuimos adolescentes, esta etapa la podemos recordar como la más hermosa de nuestra existencia o una de las más desagradables, lo cierto es sobrevivimos a ella ¿Por qué debería ser diferente para nuestros hijos?
Partamos de la definición de este término apegándonos a la biología. Según la OMS es:
“El periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años […] Esta fase de crecimiento y desarrollo viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia”
Desde la perspectiva biológica la adolescencia ha sido muy parecida en varias culturas y a lo largo de la historia; sin embargo, está determinada, en gran parte, por factores externos: sociales, culturales, psicológicos, económicos, etc. y ahí es donde radica la complejidad y las diferencias, entre sociedades y generaciones, en esta etapa.
Incluso, hay quienes afirman que la adolescencia es un invento del mundo occidental capitalista, lo cierto es que cada sociedad le da un significado diferente a esta etapa de la vida y prácticamente toda persona adulta tuvo que haber pasado por ella.
El acompañamiento de los padres es primordial en todas las etapas de los menores, esto incluye la adolescencia, aunque nosotros veamos físicamente a una persona grande, dentro de su mente hay cambios que no le permiten ser ni niño, ni adulto, se encuentra en una etapa de transición, crecimiento y redescubrimiento.
Veamos un poco de nuestra realidad que influye en las decisiones que tomamos cuando educamos a nuestros hijos:
- La economía ha empujado a que tanto las madres como los padres tengan que trabajar y el tiempo que se dedica a la crianza de los hijos es menor.
- El ritmo de vida se vuelve acelerado y por consiguiente también nuestras rutinas: menos tiempo para convivir, cocinar, arreglar casa, educar,…
- La inmediatez nos invade, perdemos la paciencia con facilidad, no sabemos esperar, queremos soluciones rápidas para problemas crónicos.
- Falta de autocrítica. Nuestra sociedad no perdona errores, busca la perfección e impone modelos inalcanzables. Aceptar que nos hemos equivocado no significa una oportunidad de aprender y crecer, sino una condena, estamos acostumbrados a ser los mejores, si no entramos a ese selecto círculo nos sentimos fracasados. Negar nuestros propios errores en una sociedad poco condescendiente parece una buena solución, mejor vivimos de apariencias.
- Cultura del desecho: usar y tirar papel, embaces, aparatos electrónicos, hay quienes incluso, llegan al exceso de desechar a las personas: matrimonios, amistades, empleados,…
- Lo fácil por encima de lo mejor. Evitamos todo aquello que nos complica la existencia, estamos en la época del “abre fácil”, si bien no tiene nada de malo resolver los problemas de manera más sencilla, lo malo es que muchas veces las soluciones fáciles no necesariamente erradican el problema, sólo lo ocultan momentáneamente.
Todo esto nos ha llevado a tomar decisiones incorrectas en la crianza de nuestros hijos, a veces por desconocimiento, otras por gusto, otras por creencias, otras por negligencia,… Desgraciadamente los errores que cometamos con nuestros hijos se potenciarán con la edad y cuando lleguen a la adolescencia es muy probable que nos enfrentemos a una situación que esté fuera de nuestras manos controlar.
Creo que la prevención siempre será más económica (en cuanto a tiempo, dinero y malos ratos) que el arrepentimiento. Es por eso que en los siguientes artículos vamos a conocer 5 errores que debemos de evitar al educar al niño preescolar.